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El agua da sueños

Cuando el agua llegó a la escuela Binaga, en una zona rural remota de Ruanda, les dio a los estudiantes un futuro y les proporcionó las bases para soñar.

La escuela se encuentra en un valle tranquilo, rodeada de exuberantes colinas verdes. Los estudiantes, con sus impecables uniformes amarillos, ríen mientras deambulan por pasillos recién pintados en su camino a clase. En esta época del año, los estudiantes se concentran mucho en sus aulas, haciendo sus exámenes. Durante los descansos, cultivan la huerta de la escuela o buscan la estación de agua más cercana para tomar una bebida fresca.

Antes de que el agua llegara a la aldea, la situación era muy distinta. La escuela y las comunidades aledañas no contaban con agua potable ni baños adecuados. Muchos de los 1.000 estudiantes de la escuela faltaban a clase con regularidad para ir a buscar agua a varios kilómetros de sus casas o porque enfermaban por beber agua sucia. Sin instalaciones sanitarias adecuadas, recursos de higiene menstrual para las niñas o estaciones para lavarse las manos, las estudiantes no podían practicar una higiene adecuada. Muchas niñas se quedaban en casa y no iban a la escuela cuando tenían la regla.

El agua está cambiando todo esto. El agua brinda salud, tiempo y educación. Brinda esperanza y alegría a los estudiantes. Les brinda la oportunidad de alcanzar su máximo potencial.

Ahora, niños como Josephine, que quiere ser periodista, y Eugene, que quiere ser mecánico, pueden soñar con el futuro. El agua es la base para los maestros, sastres y pilotos del mañana. Se puede ver la alegría en los rostros de los estudiantes cuando se dan cuenta de que pueden lograr sus metas. 

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