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Una gota de esperanza

Mientras crecía, Santana recuerda ver a sus vecinos cargar agua todos los días. Ella nunca perdió la esperanza de que esto cambiaría.

Santana nació en Lagunitas, en el distrito de Santa Cruz del Quiché, un pueblo rural en el extremo norte de Guatemala, cerca de la frontera con México. Sus recuerdos de infancia incluyen gente que transportaba agua en botellas desde pozos sin protección y ríos contaminados. Recuerda que los niños solían tener diarrea, problemas gastrointestinales y parásitos, como resultado de beber esta agua sucia. Tampoco tenían suficiente agua para lavarse las manos antes de comer y la mayoría de la comunidad carecía de acceso a baños adecuados. A pesar de todo esto, Santana no se mudó de Lagunitas. Nunca perdió la esperanza de que las condiciones en torno al acceso al agua cambiaran.

Sabía que su comunidad necesitaba un mejor acceso al agua potable y, cuando sus hijos llegaron a la edad escolar, supo que ella era la que debía actuar. La esperanza de Santana la llevó a la acción.

Para su gran frustración, no pudo darles a sus hijos una merienda, o refracciónEn Lagunitas, lo más común refracción Es una bebida que requiere agua. Pronto se dio cuenta de que no estaba sola en este desafío. Las otras madres también luchaban por proporcionar este refrigerio porque no había suficiente agua. Y el agua que había disponible estaba sucia.

"Sabía que mi comunidad necesitaba acceso al agua, así que busqué una institución que pudiera brindar asistencia", explica Santana. Finalmente, encontró la oficina de Water For People y se puso en contacto con el ingeniero principal, quien le explicó que la organización podría ayudar si la comunidad podía coinvertir en el proyecto. Muchas personas se oponían a la idea y no querían contribuir con su tiempo ni dinero.

"Aunque me llevó mucho tiempo convencer a los miembros de la comunidad a unirse, supe que valía la pena cuando vi cómo los niños y las madres sufrían por la falta de agua potable", dice Santana.

Después de cuatro años de intentar persuadir a su comunidad y explicar los beneficios del acceso al agua potable, los miembros de la comunidad finalmente siguieron el liderazgo de Santana y se organizaron para hacer realidad el proyecto.

Se estableció una asociación tripartita en la que el municipio proporcionó la financiación y los administradores de la construcción, Water For People cubrió el costo de los materiales de construcción y la comunidad local ayudó con la mano de obra.

"Mucha gente piensa que llevar a cabo un proyecto como este es fácil, cuando en realidad es muy difícil. Los desafíos surgieron a la hora de encontrar la fuente de agua adecuada, coordinar la mano de obra y los materiales, trabajar en terrenos difíciles y motivar a los miembros de la comunidad", explica Santana, quien en última instancia dirigió la parte comunitaria del proyecto.

En dos años, Water For People ayudó a conectar a la comunidad con una fuente de agua potable instalando 35 conexiones en hogares y en la escuela y proporcionando infraestructura para la purificación del agua. Además, se instalaron sanitarios y los miembros de la comunidad participaron en capacitaciones educativas para aprender mejores prácticas de higiene.

“Antes era muy riesgoso beber agua en la comunidad”, reflexiona Santana. “Ahora me siento muy feliz cuando veo a los niños beber agua directamente del grifo porque sé que está purificada”.

Aunque la construcción del proyecto ya está terminada, el trabajo está lejos de terminar. “Ahora somos cinco miembros de la comunidad, incluida yo, quienes nos encargamos del mantenimiento de las tuberías y las instalaciones. A través de este trabajo, sigo liderando a mi comunidad y me aseguro de que sigamos aprendiendo sobre la importancia de cuidar y apreciar el valor del agua”, afirma.

Santana se siente agradecida por la oportunidad de guiar a su comunidad hacia un futuro mejor. Agradecida de no haber perdido nunca la esperanza y de que su esperanza haya dado lugar a transformaciones profundas. "Estoy agradecida de haber podido abogar por un cambio que beneficia a mi hogar, a mi familia y a mi comunidad".

La esperanza de Santana se convirtió en acción, su acción para cambiar: un mundo de cambio para los cientos de niños de su comunidad que nunca crecerán con recuerdos de caminar para recoger o beber agua contaminada.

ES