La exuberante sonrisa de Simon delata su pasión por la tarea que tiene entre manos: mejorar la salud de su pueblo a través de una mejor higiene y saneamiento.
Simon nació en este pueblo de las laderas rurales de Ruanda y ha vivido aquí los 46 años de su vida. Dice que, cuando era niño, en el pueblo no había cosas limpias. La falta de agua y de instalaciones sanitarias significaba que tenían que caminar horas todos los días para buscar agua e ir al baño en cualquier lugar de las colinas.
El año pasado, la comunidad de Simon por fin tuvo acceso a agua potable. Y fue un motivo de celebración.

"¡Ahora hemos visto un cambio!", comparte Simon con una sonrisa orgullosa. "Antes nos resultaba difícil, pero ahora que hay grifos cerca, nos resulta fácil ir a buscar agua. Ha reducido las enfermedades y nos ha ahorrado tiempo".
La vida es mejor para la comunidad de Simon, pero él dice que aún queda mucho por hacer para asegurar que la aldea sea lo más sana y limpia posible. El agua trajo cambios, pero él sabe que un mejor saneamiento e higiene son la clave para un futuro más saludable.

Simon dirige el club de higiene de la aldea, que cuenta con 60 miembros. Sus reuniones se pueden escuchar antes de verlas: se caracterizan por cantos y bailes vibrantes. Simon y su club crean canciones que celebran el impacto del agua, el saneamiento y la higiene. Las canciones también instruyen a los aldeanos sobre cómo mantener prácticas de higiene y saneamiento seguras y saludables.
Las canciones están llenas de energía: aplausos, zapateos y tambores. Hombres y mujeres de todas las edades, incluso niños pequeños, cantan con pasión sobre cómo tener un futuro más saludable mediante prácticas como lavarse las manos, usar letrinas y mantener los hogares limpios.
"Estas canciones nos ayudan a abrir la mente de la gente a estos temas", comparte Simon. "Componemos una canción basada en la actividad sobre la que vamos a educar".
El club se reúne dos veces por semana, y sus miembros dedican ese tiempo a construir letrinas o a ir de casa en casa enseñando a las familias sobre saneamiento e higiene, a menudo cantando y bailando. Su objetivo es que las 172 familias de la aldea tengan una letrina higiénica.

"Cuando se tiene una buena letrina, se vive bien", explica Simon. "Las buenas letrinas y su uso adecuado fomentan la dignidad y la salud, y detienen la propagación de enfermedades".
La influencia del club va más allá del agua y el saneamiento. También promueve una buena nutrición. Muchas familias están creando pequeños huertos, ya que ahora pueden regarlos con el nuevo punto de agua comunitario.
"La comunidad está mejorando realmente", dice Simon.
Simon quiere construir un futuro mejor para sus hijos y su aldea, pero no se detendrá ahí. Su objetivo es ayudar a crear clubes de higiene similares en aldeas vecinas, hasta que todos a su alcance tengan la promesa de un futuro sano y seguro.
